Fountain of Justice, Frankfurt, Germany

Vamos a empezar por definir inteligencia y emoción. La inteligencia es entiende como la capacidad de pensar, entender, razonar, asimilar, elaborar información y emplear el uso de la lógica, que permite a la persona escoger la mejor opción entre las posibilidades que se presentan a su alcance para resolver un problema. Las emociones son reacciones psicofisiológicas que se generan en nuestro cuerpo y mente ante determinadas situaciones o pensamientos y que nos predisponen para comportarnos de una forma concreta.

Así que ser inteligente emocionalmente hablando es el tener un conjunto de habilidades psicológicas que nos permiten, de un modo equilibrado, entender y expresar nuestras emociones y las de los demás, tomando la mejor solución frente a nosotros. 

Alguien emocionalmente inteligente se caracteriza por poder auto motivarse, es  tenaz, controla los impulsos, regular sus estados de ánimo para poder convivir con otras personas ya sea en el ámbito familiar o laboral. Aristóteles lo denominara como la capacidad de “enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto”.

¿Que necesitas para ser emocionalmente inteligente en el trabajo? Conocerte a ti mismo, aprender a manejar tus emociones, estimularte a ti mismo y hacer lo mismo con los demás:

  1. Conocerte a ti mismo. La auto conciencia que es la capacidad de las personas para conocer y manejar sus emociones y reconocer sus propias debilidades y fortalezas. Es importante identificar qué cosas son las que te causan estrés, alegría, enojo, etc.
  2. Aprender a manejar tus emociones en el trabajo. La auto regulación es la capacidad de saber responder de una manera productiva a lo que ocurrió, analizar las propias acciones y los resultados para poder pensar en una respuesta diferente y mejor para la próxima vez que ocurra.
  3. Estimularte a ti mismo. Alguien emocionalmente inteligente se motiva a si mismo, ve las oportunidades de crecimiento y es paciente y realista consigo mismo.
  4. Hacerlo con los demás. Sin embargo, esta habilidad no sólo tiene que ver con el reconocimiento de nuestras propias emociones, sino también exige la identificación de las emociones de terceros: básicamente de las personas con las que interactuamos en el día a día y de cuya relación depende en buena medida el éxito de nuestra labor. En un nivel más complejo, la inteligencia emocional puede servir para analizar, conocer e interpretar la emocionalidad de un mercado o segmento de negocios.

Así, algunos consejos para aplicar la inteligencia emocional en el trabajo:

  1. Aprende a entender tus emociones en el trabajo. La racionalidad debe guiar las emociones.
  2. Si no puedes corregir tus actitudes erróneas frente al trabajo acude a la ayuda profesional de un psicoterapeuta.
  3. Recuerda que lograr un buen manejo de las emociones no se logra fácilmente sino que implica un trabajo constante.
  4. Practica alguna actividad que te saque el estrés ya sea meditación, ejercicio físico o lo que más te guste.

Pablo Munoz