Whitby, Ontario

Sigmund Freud solía referirse a la depresión como la ira se volvía hacia adentro. Existe evidencia clínica de que la ira juega un papel importante en la depresión. Cassiello ‐ Robbins en 2016 escribió  que cuando se trata de trastornos emocionales en general, la presencia de la ira tiene "consecuencias negativas, que incluyen una mayor gravedad de los síntomas y una peor respuesta al tratamiento". Concluyó que "basado en esta evidencia, la ira parece ser una emoción importante y poco estudiada en el desarrollo, mantenimiento y tratamiento de los trastornos emocionales ".

RudyAbi-Habiba y Patrick Luyten en 2013 sugirieron que ir hacia adentro y convertir nuestra ira en contra de nosotros mismos contribuye a la gravedad de la depresión.

Se ha encontrado que cuando alguien sufre de depresión a menudo también tiene una intensa voz interior crítica que perpetúa los sentimientos de poco valor y vergüenza. Si escuchamos a este crítico interno, no solo nos sentimos más deprimidos, sino que también nos resultará mucho más difícil enfrentar la depresión.

Se han identificado dos tipos de enojo: el enojo inadaptado y el enojo adaptativo:

La ira inadaptada nos arrastra hacia abajo y nos adentra en un estado más profundo de ansiedad o depresión. Por otro lado, la ira adaptativa nos libera de una pesada carga, nos alivia emocionalmente y contribuye a que tomemos acciones constructivas. Si bien puede sentir miedo enfrentar estas emociones centrales más profundas, debemos acceder a las emociones adaptativas para transformar nuestras emociones inadaptadas. Este puede ser un proceso vital para ayudarnos a lidiar con la depresión.

En última instancia, aceptar que la ira desempeña un papel en nuestra depresión será una herramienta poderosa en nuestra lucha para sentirnos mejor. Cuando expresamos la ira hacia el exterior de una manera sana y adaptativa, nos sentimos menos deprimidos. Acceder y expresar esta ira no es una cuestión de actuar, ser explosivos o sentirnos amargados hacia lo que nos rodea. De hecho, significa exactamente lo contrario. Es un acto de defendernos y usar esa energía para crear lo que realmente queremos y deseamos. Cuanto más podamos tomar nuestro lado y resistir nuestra tendencia a volcar nuestra ira hacia nosotros mismos, más compasivos y vivos podremos sentirnos ante cualquier desafío, incluida la depresión.

Pablo Muñoz