Abraham Jannsens

Podemos decir que querer ser aprobado y amado es tan natural como querer comida y refugio. Sin embargo, cuando tratamos de complacer a todos se convierte en un problema. La gente complaciente teme la desaprobación. Complacer a todos parece ser la respuesta, la forma segura de vacunar contra conflictos y confrontaciones en las relaciones, ya sean familiares, amigos o trabajo. Así que no hablamos, no decimos lo que tenemos en mente, no permitimos ser la persona real que somos. En cambio, nos convertimos en la persona a la que recurrir: la persona que siempre cambiará sus planes en cualquier momento, la que siempre tomará más trabajo y se quedará tarde, la que siempre dirá sí y nunca dice no.

Intentando complacer a otras personas, podemos ignorar nuestros  propios deseos y esto nos hará sentir como una víctima. Si alguien cree que es una víctima, esta persona hará cosas por los demás, pero se sentirá resentido y esto dará una baja autoestima.

Aquí hay 6 sugerencias sobre cómo dejar de intentar complacer a otros:

  1. Conócete a ti mismo. Cuando conozcas tus propios deseos y metas, entonces puede decidir hacerlos una prioridad. La conciencia también incluye una comprensión evolutiva de las experiencias que condujeron al comportamiento en primer lugar. Tenemos que comprender de dónde viene. Trabajar con un terapeuta para procesar estas experiencias puede ser de gran ayuda para comenzar el proceso de curación.
  2. Conviértete en tu propio amigo. Necesitas comenzar a cuidarte. Amor propio, implica aceptar dónde estás en tu vida y quién eres: defectos y todo. A través del cuidado personal, cultivamos la autoestima.
  3. Tómate un descanso de las redes sociales. Algunos estudios han demostrado que cada vez que recibimos un "me gusta" u otra pseudo respuesta de aprobación en las redes sociales, experimentamos un aumento en la dopamina. Esto hace que sigamos persiguiendo el próximo “me gusta” como un "subidón", como una adicción.
  4. Es importante estar con personas que nos apoyan por lo que somos, no por lo que podemos hacer, haber hecho o por lo que conocemos. Esto nos ayuda a comenzar a desenredar nuestra autoestima de los resultados externos, como ganar la aprobación de los demás.
  5. Establece límites claros y sigue adelante. Todos tenemos límites físicos o emocionales y debido a estos límites, tenemos que establecer límites. Permitir que alguien cruce sus límites sin expresar sus frustraciones puede llevarte a reprimir este sentimiento negativo sobre una persona.
  6. Reconoce tus logros y cuándo has tenido éxito. Muchas personas complacientes tienden a centrarse en lo que salió mal. Dado que la falta de confianza puede hacer que tus acciones para complacer a otros se disparen, mantén un archivo con correos electrónicos, tarjetas o cualquier otra cosa positiva y elogiosa que hayas recibido, que pueda demostrarte lo que hiciste bien.

Imagina cuánto tiempo perdemos cada momento en que aplastamos nuestro ser auténtico en un esfuerzo por agradar. Si basamos nuestro valor inherente en las opiniones fugaces de los demás, nos engañamos a nosotros mismos del poder con el que nacimos, el poder de moldear nuestras experiencias y abrazar la vida y nuestro breve tiempo aquí con compasión, no solo por los demás, sino también por nosotros mismos.

Abraza el cliché y ámate a ti mismo. Es muy dudoso que te arrepientas.

Pablo Muñoz