Estamos por celebrar el halloween, fiesta donde los niños salen a pedir dulces, mucha gente se disfraza y se ponen de moda las películas y shows de terror. ¿Pero de donde viene esta celebración? Ella se deriva de la celebración del All Hallow’s Eve que se traduce como la noche de todos los Santos que preside al Día de Todos los Santos.

Como sucede con varias fiestas cristianas, estas fueron instituidas en días que antiguas religiones celebraban sus fiestas. Así el día de Todos los Santos fue sobrepuesto al día de Samhain celebrado por los celtas como la celebración de la cosecha y el inicio de “la mitad obscura del año”. Se creía que la frontera entre este mundo y el próximo se hace especialmente delgada en este momento del año, lo que permitía conectarse con los muertos. Esto conllevó a que también se instituyera al día siguiente la celebración del Día de Todos los muertos o los fieles difuntos.

Aunque hay pocos datos, se cree que en el Samhain, las personas se disfrazaban para protegerse de los espíritus o fantasmas, se daban el placer de comer dulces y hacían sus lámparas de calabaza.

Sin embargo podemos ver que esta celebración no está sola en el mundo. También está la gran celebración del Día de Muertos en México, donde se recuerda a los seres queridos que han pasado y se hace juego/burla a la muerte. Esta el Pangangaluluwa en las Filipinas, donde los niños disfrazados van de casa en casa pidiendo oraciones por las almas del purgatorio. También está el Festival del Fantasma Hambriento en Hong Kong donde se deja dinero y comida a las almas errantes en este tiempo para la vida en el mas allá. En Polonia encontramos el Dia de Negocios donde se ofrecen flores, velas y oraciones por los familiares muertos. Esta el Festival Awuru Odo en Nigeria donde celebran con banquetes, música y máscaras el retorno de los difuntos a nuestro mundo por unos días. Estos solo por mencionar algunos.

Podemos ver entonces cómo el ser humano a través del juego, la diversión, la música, la comida y la fiesta tiene la necesidad de enfrentar la realidad última: la muerte. Vemos como afirmando la vida somos capaces de enfrentar lo que nuestra mente trata de evitar que es el morir y el miedo a desaparecer, a no ser mas. 

El ser humano se enfrenta, a lo largo de su vida, a una serie de preguntas existenciales. Sabemos que existimos, que vivimos, pero no sabemos cuándo dejaremos de vivir o aún peor si dejaremos de existir. Sabemos que morir es inevitable, que todos moriremos r algún día, pero nos causa más angustia el pensar que entonces dejaremos de existir. Es entonces cuando empezamos a pensar en cielos, infiernos, reencarnaciones, en una existencia después de esta vida.

Es normal tener un cierto miedo a morir, especialmente si se presenta una situación peligrosa, de violencia, un accidente o una enfermedad. Otra cosa bien distinta es la tatanofobia o fobia a la propia muerte. Alguien que siente ansiedad al pensar en la muerte o frente a situaciones o actividades relacionadas, que tiene una necesidad de controlar cualquier tipo de dolor, que se preocupa permanente en relación con la muerte, además de dificultades para pensar en otros asuntos y que es conscientes de la irracionalidad de este miedo puede estar experimentando una fobia a la muerte.

Como veíamos más arriba, el ser humano va a enfrentar el miedo a la muerte reafirmando la vida. Mientras más reafirmes, goces, expandas tu vida más satisfecho te sentirás y tendríamos que esperar que menos miedo tendrás a morir. Nótese que digo menos miedo pues ante lo desconocido, como lo es la muerte, siempre se tendrá alguna reserva. Nadie sabe de a cierto, si hay una existencia después de esta vida, pero es seguro que tienes esta existencia y esta vida, por lo que la invitación es a que la vivas a plenitud, profundidad y la goces. Si no lo estás haciendo por cualquier razón, busca un apoyo psicoterapéutico que te ayude a ampliar tu vida y tu gozo.

Pablo Muñoz